viernes, 15 de julio de 2011

Como tratar algunos problemas de salud con la alimentación


CISTITIS


Qué es


Cistitis es el término dado a la inflamación de la vejiga urinaria, un problema que afecta de manera más frecuente a las mujeres que a los hombres. Y, por cierto, en el caso de estos puede estar relacionado con disfunciones de la próstata.

Qué la origina

Casi el 85% de las infecciones del tracto urinario están causadas por la Escherichia Coli, una bacteria que normalmente está presente en el colon. En las mujeres, como hay mucha proximidad entre el ano y la vagina, la bacteria se puede introducir en la uretra (el conducto que lleva la orina desde la vejiga hasta el exterior) por la contaminación fecal. Por eso es importante limpiarse de delante hacia detrás tanto después de defecar como de orinar.

También un factor externo -como el exceso de frío o la humedad en el bajo vientre- puede producirla; por ejemplo, llevar bañadores húmedos largo tiempo, sentarse un buen rato sobre una superficie fría...

Los factores que incrementan el riesgo de infección son el embarazo, las relaciones sexuales, el uso del diafragma o una obstrucción en el tracto urinario.

Desde el punto de vista psicosomático, la cistitis aparecería al solucionar un problema que tenga que ver con definir los límites del propio territorio. Por ejemplo, no poder evitar la intromisión de otros en el espacio vital de uno.

Síntomas

Los síntomas típicos de la cistitis incluyen el deseo frecuente de orinar -incluso después de haber vaciado la vejiga-, acompañado por una sensación de ardor. La orina puede parecer turbia y tener un olor fuerte, desagradable. A veces se siente dolor en la parte baja del abdomen.

Estrategias dietéticas para prevenirla y tratarla

-Beber abundante agua durante el día (mínimo 2 litros), preferentemente mineral o filtrada; o,

-Beber 2 litros de infusión de gayuba y manzanilla romana (al 50%).

-Beber un vaso de zumo de arándano sin azúcar 2-3 veces al día. Los arándanos contienen una sustancia que impide a las bacterias adherirse a las paredes de la vejiga. El zumo también produce ácido hipúrico en la orina, que inhibe el crecimiento de las bacterias. Se usa en la prevención no en el tratamiento. Los zumos de apio y perejil también son beneficiosos.

-Hacer una dieta limpia y completa. Debería consistir en granos completos -como el arroz integral- hervidos con sal marina, mijo y quinoa, verduras (especialmente -el nabo y el apio- y hojas verdes como la acelga, la espinaca o la col), legumbres arriñonadas (por ejemplo, las alubias), pescado, semillas (excluyendo los cacahuetes) y huevos biológicos o yogur de leche de cabra así como frutas (excepto cítricos) en pequeñas cantidades.

-Tomar leche de soja, arroz o avena antes que leche de vaca.

-Si hay crisis de picor o dolor se puede beber agua mineral con una pizca de bicarbonato. La mejoría suele producirse en los 30 minutos siguientes.

Qué eliminar o reducir

-Diuréticos como el té, el café o el alcohol ya que deshidratan el cuerpo y son muy acidificantes.

-La carne, el chocolate, los quesos, los alimentos refinados, el azúcar, la miel, la sal y los productos que contengan levadura ya que pueden agravar la cistitis.

Ayudas

Los siguientes suplementos son beneficiosos en la prevención y tratamiento de esta infección:

-Polvo o zumo de arándano.
-Vitamina C (en su forma de ascorbato de magnesio).
-Acidophilus u otro regenerador de la flora intestinal.
-Judías Azuki y otras legumbres arriñonadas (tomar 4-5 cucharadas al día).
-Trigo sarraceno (kasha). Tomar un plato diario.

Consejos

-Llevar ropa interior de fibras naturales como el algodón (mucho mejor que sintéticas).
-Evitar el uso de jabones comerciales ya que pueden producir irritación. Se recomiendan los productos con PH equilibrado.
-Después de mantener relaciones sexuales las mujeres deberían orinar lo antes posible.


OBESIDAD Y CEREALES INTEGRALES 

Hace 25 años científicos norteamericanos desarrollaron una investigación para medir cuál era el nivel de azúcar en la sangre de las personas tras haber comido diferentes alimentos. Nacía así lo que vendría a denominarse Índice Glucémico o I. G., clasificándose los alimentos en función de cómo afecta cada uno al nivel de azúcar en la sangre. Es decir, que un I. G. elevado en un alimento indica que el mismo provoca una presencia rápida y excesiva de glucosa en la sangre. Desde entonces el I. G es ampliamente utilizado en el control de la diabetes pero también en el del peso. Porque hoy se sabe que consumir alimentos con un I. G. alto puede provocar cambios hormonales y metabólicos que lleven a comer demasiado a los individuos obesos.

Pues bien, la profesora Jennie Brand Miller, coautora del libro The Glucose Revolution y que ha pasado largo tiempo investigando el índice I. G., afirma que los hidratos de carbono son supresores naturales del apetito (si bien los refinados lo hacen sólo temporalmente y pueden producir posteriormente crisis de hambre) y que, de todos los carbohidratos, los de I. G. bajo sacian más el apetito y previenen los “ataques de hambre”.

Además añade que la insulina no sólo regula el nivel de azúcar en la sangre sino que tiene que ver en cómo el cuerpo almacena las grasas. Bien, pues según Brand, regulando los niveles de insulina con alimentos de bajo I. G. se ayuda al cuerpo a quemar la grasa más eficazmente. Su investigación muestra que, incluso si la ingesta de kilocalorías es la misma, la gente que come alimentos bajos en I. G. pierde más peso que aquellos que comen alimentos altos en I. G.

En su libro muestra la evidencia de un estudio en el que los participantes fueron divididos en 2 grupos: los que comían alimentos bajos en I. G. y los que comían alimentos altos en I. G. La cantidad de grasas, calorías, proteínas, carbohidratos y fibra fue la misma para ambos; la única diferencia fue el factor I. G. de sus dietas.

Después de 12 semanas los participantes del grupo bajo en I. G. habían perdido entre 9 y 12 kilos más que los del grupo alto en I. G.

En general, los alimentos que contienen carbohidratos que producen una alta respuesta glucémica (alto I. G.) son:

-Los productos refinados (pan, pastelería, bollería...).
-El azúcar y la miel.
-Los refrescos.
-Los zumos edulcorados.
-El abuso de frutas.

Por el contrario, los alimentos con bajo I.G. son:

-Los cereales integrales (arroz, quinoa, cebada, avena, trigo..) y, especialmente, el mijo y el mijo sarraceno.
-La pasta integral.
-Las verduras.
-Las legumbres.
-El pan integral.

En definitiva, incorporar alimentos con bajo I. G. a la dieta se asocia con una reducción de glucosa en sangre y un menor nivel de insulina y grasa lo que permite controlar la tendencia a la obesidad.


CUANDO LA OBESIDAD SE DEBE AL EXCESO DE TOXINAS 

Hay ocasiones en que la obesidad puede ser la respuesta al exceso de toxinas acumuladas en el cuerpo, muchas de las cuales -las más dañinas, como los pesticidas y los metales pesados- son absorbidas y almacenadas en la grasa corporal. Y es que como al cuerpo no le gusta dejar que la concentración de sustancias potencialmente peligrosas sea muy alta, una manera de controlarlas y mantenerlas fuera de la circulación es almacenarlas con la grasa.

Ello implica que cualquier régimen para perder peso deba incluir medidas para ayudar al cuerpo a eliminar esas toxinas. Algo a lo que podemos contribuir bebiendo más cantidad de agua, caldos de verdura y algas -como Wakame y/o Kombu- así como ingerir fibra y micronutrientes antioxidantes como el beta-caroteno, las vitaminas C y E, y minerales como el selenio y el zinc.

Otro potente desintoxicante es la pasta de soja fermentada llamada miso, de gran capacidad depurativa y de la que debe diluirse una cucharadita de té en una taza de sopa.

Cabe comentar, finalmente, que otro método con el que el cuerpo intenta diluir las toxinas es mediante la acumulación de agua por lo que las personas con retención de líquido también se pueden beneficiar con un programa de desintoxicación.

El gengibre y las enfermedades del corazón

La raíz del gengibre fresca puede ser muy beneficiosa para el corazón y el sistema circulatorio al enlentecer la coagulación de la sangre. Se puede tomar añadiéndola a guisos y ensaladas o echando su jugo a los aliños, a las bebidas calientes, a las sopas, al té... (para conseguir el jugo, rayar el gengibre previamente y escurrirlo entre los dedos. Añadir unas 15 o 20 gotitas por taza).
El gengibre es además excelente para favorecer la digestión. Y evita los gases y el meteorismo.

Dieta y cáncer de pecho  

Investigadores del New England Medical Center de Boston aseguran que las mujeres con dietas vegetarianas o similares desarrollan menos cáncer de pecho. Los estudios encontraron que estas mujeres procesan los estrógenos de manera diferente y los eliminan más rápidamente de su cuerpo. La investigación se efectuó con 45 mujeres pre y post menopáusicas. Aunque las mujeres vegetarianas tomaban sólo la tercera parte de la proteína y grasa animal en comparación con las otras, eliminaban 2 ó 3 veces más estrógenos.
Los niveles altos de estrógenos se asocian con el cáncer de pecho.

Grasas saturadas y cáncer de pecho

Los productos lácteos con grasa saturada son uno de los factores más potentes en el desarrollo del cáncer de pecho. Al menos, un estudio sobre 250 mujeres con cáncer de pecho efectuado en Vercelli (Italia) mostró que éstas solían consumir más leche, quesos grasos y mantequilla que las mujeres sanas de su misma edad en Italia y Francia.
Según estos datos, el riesgo de cáncer de mama se triplica en las mujeres que consumen la mitad de sus calorías en forma de grasa saturada y del 8% al 20% de sus calorías en forma de proteína animal. Estos datos sugieren que durante la vida adulta una reducción en la ingesta diaria de grasas y proteínas de origen animal contribuye a una reducción sustancial de la incidencia del cáncer de pecho.

Legumbres contra el colesterol

Las personas con el colesterol alto que añadan a su dieta media taza diaria de legumbres (lentejas, judías arriñonadas -como alubias-, garbanzos, habitas y otras) tienen una media de bajada en los niveles de colesterol del 20% a las 3 semanas de incluirlas en la dieta.
Las legumbres, para su correcta digestión, deben estar muy bien cocinadas y se pueden acompañar de verduras y especias carminativas como la zanahoria, el puerro, la cebolla, el laurel, el cardomomo, el ajo o el cilantro.
También deben evitarse comerse con pan y/o grasas de origen animal siendo recomendable su acompañamiento con arroz o pasta (mejor integrales).
Existen recetas muy ricas elaboradas con legumbres. Un ejemplo podría ser éste:

Lentejas con verduritas:

-1 taza de lentejas(de 2 a 2 tazas y media de agua mineral por taza de lentejas).
-1 taza de cebolla cortada en dados.
-½ taza de apio cortado en dados.
-1 taza de zanahoria cortada en dados.
-¼ de cucharadita de postre de sal o ½ cucharadita de postre de salsa de soja
-perejil

Lave las lentejas. Ponga luego los dados de cebolla, apio y zanahoria en un cazo, deposite las lentejas encima y añada el agua. Espere entonces a que el agua hierva, baje el fuego, tape el cazo y cueza todo a fuego lento durante 40 o 45 minutos. Añada la sal o la salsa de soja y espere entre 10 y 15 minutos más. Sírvalo a continuación en un bol grande y esparza el perejil por encima. Por último, sírvalo.

Fuente: http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1055

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